Este acuerdo fue firmado entre los representantes porteños y los del resto de la Confederación con el objetivo de poner fin a la separación de Buenos Aires del resto del país y como corolario de la derrota que la ciudad portuaria había sufrido en Cepeda el 24 de octubre. El pacto sin embargo no reflejaba la victoria de las fuerzas confederadas porque no sólo, de hecho, se convalidaba la continuidad de las autoridades porteñas enemigas de la Confederación, y sino que también no daba poder a los federales de Buenos Aires. Además se abría la posibilidad de mantener la secesión y el estado de guerra, cosa que ocurrió. La inexplicable renuncia de Urquiza -líder de la Confederación- de cobrar la victoria arrastraría a la continuación de la lucha y los acontecimientos de Pavón, con el posterior derrumbe del gobierno la Confederación Argentina.
El pacto suponía la incorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina, lo cual se verificaría por la aceptación y jura solemne de la Constitución Nacional. No obstante, Buenos Aires quedaba autorizada a convocar una asamblea provincial que examinaría la Constitución de 1853 vigente en las demás provincias. En el caso de que Buenos Aires decidiese introducir enmiendas a dicha Carta Magna, se convocaría a la reunión de una Convención Nacional reformadora “ad hoc”.
Por su parte, el gobierno de Urquiza, previendo la posibilidad de futuros conflictos, agregó el artículo 6º al pacto, que decía lo siguiente: "Interín llega la mencionada época, Buenos Aires no mantendrá relaciones diplomáticas de ninguna clase". También se determinaba que si bien las propiedades públicas del Estado bonaerense seguían correspondiendo a la provincia, su aduana era excluida, de acuerdo con la Constitución Federal que establecía que las aduanas externas correspondían a la Nación.
Urquiza procuraba, tal como lo establecía el pacto, "un perpetuo olvido de todas las causas que han producido nuestra desgraciada desunión". Como consecuencia de lo pactado en San José de Flores, el gobierno de Buenos Aires solicitó al de Paraná la derogación de los derechos diferenciales al comercio, debido a que eran incompatibles con la nueva situación provincial asumida por Buenos Aires. El gobierno de la Confederación así lo dispuso por decreto del 24 de diciembre de 1859. En cambio, las autoridades porteñas se negaron a ceder su aduana al gobierno confederado.
Referencia:
No hay comentarios:
Publicar un comentario